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La inserción de los estudiantes universitarios en el mercado laboral es cada vez más difícil. ¿Cómo debe actuar el IES ahora?

Históricamente, la inserción de la población más joven en el mercado laboral, a nivel mundial, siempre ha sido más difícil, incluso entre los mejores calificados. En un escenario pandémico, agravado por la crisis sanitaria y económica, la dificultad fue elevada a la enésima potencia.

Para muchos universitarios y recién graduados, los investigadores de Fedesarrollo creen que la realidad presenta, básicamente, dos frentes: el abandono de los estudios facilitado por el impacto en los ingresos familiares, además de las dificultades para acceder o adaptarse a las clases online.

Por otro lado, las oportunidades de empleo se han reducido drásticamente como consecuencia de la crisis actual, aumentando la terciarización y la informalidad. Nada más natural, entonces, que los estudiantes, y especialmente los recién graduados, se sientan frustrados y ansiosos al buscar empleo en su área de especialización.

Entienda el desempleo juvenil en América Latina y el Caribe

Los países de América Latina y el Caribe están dentro de los más afectados por la pandemia. Lo que se refleja directamente en una mayor proporción de personas desempleadas, independientemente de su nivel de calificación.

Cuso Internacional constató, a partir de encuestas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que 54% de los jóvenes entre 18 y 29 años han dejado de trabajar desde el inicio de la pandemia.

Ya sea porque fueron despedidos, o porque las empresas en las que trabajaban tuvieron que cerrar las puertas, al mismo tiempo que las medidas de aislamiento para controlar el avance del Covid-19 han deteriorado sus emprendimientos o empleos informales, reportó Reuters.

En México, solo al final del año pasado el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI) registró una baja de 672 mil empleos para la población de hasta 24 años, en comparación con el período anterior a la pandemia.

Si el desempleo de toda la población colombiana subió a 15,9%, para los más jóvenes esta tasa saltó al 25% en el 2020. Un panorama similar al de la Argentina, con la mayor proporción de desocupados desde el 2005: 13,1%, con los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) reforzando este disparate a la juventud del país.

En Perú, la situación es aún más grave. Incluso antes de la pandemia, la informalidad entre los más jóvenes alcanzó el 78% y continúa aumentando. Este año, ya hay un 45% de aquellos que no trabajan ni estudian, reflejando la tasa de deserción universitaria del 20% en el primer semestre de 2020, según datos de la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (Sunedu).

Del 6,3% de la población económicamente activa desocupada de Ecuador, el porcentaje más alto de este año, el 33,7% tiene entre 15 y 24 años, de acuerdo con el INEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos).

Calificación: la jugada maestra

Los más calificados, sin embargo, pueden atravesar la crisis sintiéndola con menos intensidad. Así lo informó el estudio del Banco Mundial publicado recientemente, El empleo en crisis, un camino hacia mejores puestos de trabajo en la América Latina pos-Covid-19.

Aquellos que poseen educación superior perciben la crisis por una posible reducción de salario o sufren impactos en el mercado laboral a corto plazo, según el informe.

Esto se debe a algunos factores: menor competitividad debido a la relativa escasez de graduados en la región; mayor productividad que pueden ofrecer los más calificados; y para las empresas, perder profesionales menos cualificados equivale a menores gastos.

¿Cómo puede el IES apoyar a los estudiantes en el comienzo de su carrera?

Con tan solo un sector: el Centro de Desarrollo Profesional. Especialistas apuntan que uno de los factores elementales para transformar este escenario es el fomento de los canales de comunicación entre empresas y universidades.

Un título universitario no garantiza la inserción del estudiante en el mercado laboral, pero cuando el centro de desarrollo profesional está enfocado estratégicamente en la empleabilidad, las oportunidades aumentan exponencialmente.

Preparar mejor al estudiante para mucho más que la formación de grado, ofrecer todo el apoyo necesario para la preparación de su carrera profesional, y establecer convenios con distintas empresas, facilita su preferencia por el estudiante del IES.

Por eso es fundamental estar alineado con lo que el mercado busca. Con el objetivo de aplicar las habilidades enseñadas en las clases a sus demandas. Esto hace que la orientación profesional sea más asertiva y pueda garantizar la inserción y permanencia de los estudiantes y graduados en el mercado.

La tecnología en el punto focal del Centro de Desarrollo Profesional

Este proceso se optimiza automatizando la gestión e integración del sector en el proyecto académico del IES, para que tanto el equipo interno consiga trabajar de manera más eficiente, como el estudiante tenga una experiencia más ágil y eficiente.

Todo esto a través de un software exclusivo que integra a toda la institución. El CSM Symplicity fue construido con insights de las principales instituciones y organizaciones del mundo y tiene como objetivo impactar directamente en la preparación, orientación e inserción de los estudiantes y graduados en el mercado laboral.

Esta iniciativa influye directamente en la matriculación y retención de los estudiantes. Al ofrecer el apoyo adecuado en la búsqueda de la inserción en el mercado, el estudiante se siente amparado y más cómodo para enfrentar los desafíos de un escenario desfavorable.

El resultado es positivo para todos: la institución, el estudiante y los empleadores. Sea parte de esta transformación invirtiendo en empleabilidad. Contáctenos y conozca las soluciones de Symplicity.

  

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CSM, Desarrollo Profesional de Estudiantes