Para cualquier estudiante, afrontar una carrera representa una inversión que va más allá de lo monetario. Lo que los alumnos más invierten es su tiempo, esfuerzo y juventud, en aras de un mejor futuro. Es decir que, tanto al ingresar a una institución de educación superior (IES), como durante el tiempo que cursan su carrera, lo hacen confiando y apostando a que dicha educación los beneficiará en su salida al mercado laboral. Necesitan, lisa y llanamente, que su inversión dé frutos. Y merecen que así sea, no solo para su beneficio personal, sino para que la región cuente con más profesionales y mejor capacitados.
Empleabilidad como prioridad
Esto es importante de destacar, porque significa que la empleabilidad debe ser una prioridad para las IES. Una que se muestre activa en el frente de la empleabilidad resultará más atractiva para potenciales alumnos, mostrará una mayor retención de estudiantes, y la preparación que les aporte para ser exitosos en el mercado laboral traerá consigo una mejor reputación para la institución. Los beneficios del objetivo son claros. Ahora bien, ¿cuáles son los cambios que se están dando en el panorama laboral? ¿Cómo se traduce en acciones este foco en la empleabilidad? ¿Qué herramientas debe ofrecerles a sus alumnos una institución para prepararlos mejor?
Para pensar esto, es necesario asumir y aceptar dos realidades. La primera de ellas es que en LATAM, el empleo de los jóvenes es, hace largo tiempo, un área sensible. Y la segunda es que, si bien no es nuevo que la tecnología modifica el mercado laboral, esta tendencia se ha acentuado fuertemente en el escenario post-COVID-19. Adaptar los programas y metodologías de estudio para optimizar las chances de los alumnos y graduados requiere un análisis a conciencia de estas condiciones clave.
El empleo de los jóvenes es un área sensible
En el primer aspecto, se debe observar que esta problemática histórica también se vio profundizada por la pandemia. La crisis por el COVID-19 llevó a que la desocupación entre los jóvenes de LATAM duplique el desempleo promedio de la región y triplique la tasa correspondiente a los adultos. Pero el problema no se limita solo a no conseguir trabajo. También ocurre que quienes sí lo consiguen, deben bajar sus expectativas para ello. Según la OIT, 6 de cada 10 jóvenes que sí consiguen ocupación, se ven obligados a aceptar empleos en la economía informal, lo que en general implica malas condiciones de trabajo, sin protección ni derechos, con bajos salarios y baja productividad.
¿Cómo se debe interpretar este análisis del bajo empleo entre los jóvenes de la región? Ciertamente, la solución para esta crisis excede a las IES, ya que depende sobre todo de las medidas que tome cada país. No obstante, las instituciones educativas, incluso en este panorama complicado, pueden posicionarse como una mejor alternativa para sus estudiantes. Una educación de calidad no cambiará, en el sentido macro, ese “6 de cada 10”. Lo que sí hará, es preparar mejor a sus alumnos y graduados para que entren dentro del 4 de cada 10 que consigue trabajos aceptables para sus esfuerzos, expectativas y preparación.
Tecnología y su impacto en el mercado laboral
Simultáneamente, debemos tener en cuenta la segunda realidad laboral que mencionamos más arriba. La transformación que la tecnología viene generando hace ya tiempo en la configuración del ámbito profesional, se vio acentuada velozmente por la pandemia. Esto hizo que se profundicen las tendencias de destrucción, transformación y generación de empleo. La sustitución tecnológica de muchas tareas humanas ha llevado a la mutación de otras y el surgimiento de nuevas ocupaciones. Resulta evidente entonces que una IES debe adaptar su programa de estudios a un ritmo acorde. De lo contrario, para el momento en que un alumno egresa, sale formado para un mercado laboral que ya se ha vuelto radicalmente distinto.
A partir de este análisis, podemos afirmar que una institución educativa debe ser más que el paso requerido entre la educación secundaria y la profesionalización laboral. Es necesario que sea un nexo, que tienda un puente entre sus alumnos y el campo profesional. Por lo tanto, debe fortalecer su relación y su conexión con ambos márgenes de este ecosistema. Por un lado, monitoreando el mercado laboral para mantener actualizados sus programas, y realizando alianzas estratégicas con importantes empresas de los sectores relevantes a sus carreras. Y por el otro, atendiendo las necesidades de sus estudiantes y ofreciéndoles oportunidades de llegada directa con las empresas con las que la institución ha generado vínculos.
Hoy el avance sostenido de la tecnología, sumado a los fuertes cambios que impuso la pandemia, hacen que la actualización permanente de la educación sea crucial para la posterior empleabilidad. Las cosas no solo han cambiado, sino que seguirán cambiando. Para las IES, es imperativo contar con la adaptabilidad y las conexiones que le permitan ir al mismo ritmo que los cambios. Así, podrán transmitirle a sus alumnos y graduados esta misma flexibilidad para adaptarse, y también proveerles los contactos, para que se mantengan al día con las transformaciones del mercado laboral.
Para llevar a cabo esta tarea es que existe la plataforma CSM de Symplicity. Una evolución tecnológica para que las IES faciliten la comunicación y generación de oportunidades entre sus alumnos/graduados y las empresas, obteniendo a su vez valiosa información para la permanente actualización de sus planes y prácticas. Una solución eficiente, versátil y customizable para llevar a cabo estas indispensables estrategias.