Con crisis o sin crisis, uno de los mayores desafíos para las Instituciones de Educación Superior es la de enfrentar la tasa de deserción de sus estudiantes. Sin embargo, existen en la actualidad algunos factores que han contribuido directamente a empeorar esta situación.
Las crisis sanitaria como económica debido a la pandemia por el Covid-19 ha tenido un impacto sin precedentes en América Latina y en el Caribe. Muchos países de la región se han visto seriamente afectados por las restricciones para contener el brote, las cuales han provocado pérdidas históricas.
¿Cómo se está comportando la economía de la región?
De hecho, la pandemia ha empeorado algunos indicadores económicos; muchos de estos indicadores no han tenido un crecimiento durante años. Este retraso económico lleva afectando a América Latina y al Caribe desde 2014. Si revisamos los datos de 2019, la tasa de crecimiento anual se mantuvo en 0,4%, según datos brindados por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).
El año pasado, la agencia registró una contracción histórica de la economía regional, con una caída del 7,1%. Para este año, la proyección de crecimiento es de un 3,7%, lo que compensará parcialmente el escenario actual, pero no será suficiente para recuperar los niveles de actividad económica que se sentían antes de la pandemia.
Naturalmente, el desempleo y la informalidad van por el mismo camino. El año pasado, en algunos estudios realizados, tanto la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la CEPAL, ambas organizaciones de las Naciones Unidas, encontraron los niveles más alto de desempleo en una década: 10,5%.
La deserción universitaria y la economía
La educación superior no es ajena a la crisis económica que se vive en la actualidad. Ante esta realidad, es evidente que a muchos estudiantes les resulta muy difícil pagar pos sus estudios o incluso les es casi que imposible continuar con sus estudios online, y les ha tocado renunciar a sus estudios para poder conseguir algún ingreso, y con seguridad teniendo que recurrir al trabajo informal.
Según los datos suministrados por una encuesta realizada por el Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos de la American University, se pudo ver que el año pasado, más de la mitad de las instituciones encuestadas pronosticaron una caída del 10% al 25% en las matrículas de este año.
Durante la pandemia, algunos países tuvieron altas tasas de deserción universitaria. En términos generales, el número de deserciones fue bastante importante. Para mostrar algunos ejemplos, en México, solo el 38% de los estudiantes lograron culminar sus estudios.
Bolivia le sigue muy de cerca, con un 35% de deserciones. A septiembre de 2020, Perú había registrado un 18,6% de deserciones (un 9,85% en el sector de la educación pública y un 22,5% en el sector de la educación privada).
En Colombia, el 16% de estudiantes de universidades privadas abandonaron sus estudios. Estos estudiantes contaban incluso con descuentos entre el 10% y el 80%, de acuerdo a información suministrada en un artículo de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Esta situación es una amenaza para los logros que se venían alcanzando en América Latina desde el 2000, donde según el Banco Mundial, los países de la región mostraron un incremento entre un 20% a un 50% en las matrículas a nivel universitario.
¿Cómo se puede cambiar esta situación?
Es necesario actuar lo antes posible. Siempre que se presenta una crisis, también hay una oportunidad. Para que las Instituciones de Educación Superior puedan hacer algo al respecto, y además, para que puedan retener y atraer a más estudiantes, cuentan una oficina que ayuda a los estudiantes en estas situaciones: el Centro de Carreras de la Universidad
Si se implementa y se reorganiza de manera estratégica, es posible ofrecer a los estudiantes asistencia en cuanto a su plan de carrera, siendo esto parte de su trayectoria académica, permitiendo que su desempeño se vea impactado, y logrando transformaciones del nivel micro al nivel macro.
Aunque un título universitario no es una garantía para entrar al mercado laboral, las Instituciones de Educación Superior pueden ofrecer mucho más que capacitar a sus estudiantes en sus carreras profesionales: les pueden ayudar a alinearse con lo que busca el mercado, y de esta manera los estudiantes logran desarrollarse profesionalmente.
Al ofrecer a los estudiantes el apoyo que necesitan, se tienen en cuenta sus metas profesionales, y mientras se les ayuda a lograr esas metas, se logra identificar qué otras habilidades deben desarrollar para alcanzar rápidamente sus objetivos.
¿Cómo se le puede sacar más provecho al Centro de Carreras de la Universidad?
Las soluciones de Symplicity facilitan este proceso de manera estratégica y automatizada, acercando la institución a los empleadores.
Mediante una solución completa, la cual ayuda con la recolección y el análisis de los datos, se establecen objetivos e indicadores de desempeño, se obtienen resultados con el diagnóstico de empleabilidad.
De esta manera, es posible que la estrategia de empleabilidad sea más robusta e integrada en el plan pedagógico. Con el apoyo del potente software con que cuenta Symplicity, se puede simplificar y realizar un seguimiento del desarrollo de este plan en su totalidad.
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