Colombia tiene una de las tasas de desempleo más altas de Sudamérica. Estadísticas del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo Humano indican que aproximadamente 20% de los jóvenes en Colombia se encuentran desempleados (2015). A pesar de transformar radicalmente su sistema educativo en las últimas décadas, Colombia aún enfrenta dos retos fundamentales: altos niveles de desigualdad económica y bajo rendimiento en su sistema educativo.
Una de las cuestiones es que la mayoría de las universidades en el país son privadas (70%), lo que resulta en que los precios sean establecidos sin tener en cuenta calificación o calidad del sistema. Eso les permite a las universidades a expandirse rápidamente sin invertir muchos recursos y sin decidir cómo mejorar su calidad educativa. Son pocos los mecanismos que existen para garantizar la calidad de educación. Jóvenes de escasos recursos que asisten a las fallidas escuelas estatales generalmente terminan en las universidades con más bajo rendimiento.
Al pagar los altos precios de las universidades privadas, los estudiantes exigen retorno en su educación, para justificar su inversión y obtener empleos para pagar sus deudas. Tristemente, la tasa de deserción de las universidades en Colombia durante 2010 fue de 46%.
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